Si el dolor de una epicondilitis no mejora es mejor
buscar consejo y consultar con un especialista para obtener un diagnóstico
preciso de la lesión y el plan de tratamiento más adecuado.

Y presagiado así de entrada este fatal augurio de
tiempo de curación, vamos ahora a arrojar un poco de luz: Si eres escalador, no
quiero que te deprimas: Lo cierto es que la mayoría de episodios de
epicondilitis sufridos en los escaladores curan:
Curiosidades: Estadísticamente y aunque resulte extraño, la verdad es que se constata
una sensible diferencia a favor del resultado o desenlace final de la
epicondilitis (cuando ésta es aparecida por la práctica de escalada) en
comparación con aquella aparecida o sufrida por accidentes laborales o
enfermedad profesional: Así vemos como varios estudios médicos de aseguradoras
o mutuas laborales llegan a la particular conclusión que cuando una epicondilitis
grave trae causa laboral, curiosamente su evolución suele requerir en muchos
más casos de intervención quirúrgica para una definitiva curación en comparación
con aquellas que traen causa por lesiones de escalada u otras deportivas. Se aduce
o supone esa particularidad habida cuenta que en la vida laboral, los trabajos
susceptibles de causar epicondilitis, someten obligadamente la extremidad a una
inevitable e infinita repetición de esos movimientos lesivos (o golpes siempre
similares) y no así en la escalada o deporte, donde el lesionado, limitado por
el dolor y coartado por el grado, cuidará enseguida y en mayor medida evitar su
reincidente actividad. Así, afortunadamente, la epicondilits que afecta a los
escaladores suele resultar al final mayormente rehabilitada o curada en un mejor
tiempo prudencial, y sin requerir por lo general de esa temida Intervención
tras agotar el tratamiento convencional.
Lo cierto pues, es que la lesión de epicondilitis,
aunque si aparecida o muy frecuente en los escaladores, esta suele tener buen pronóstico pues no suele dejarse complicar o
cronificar. Cuando esta se hace presente, la misma lesión cuida rápidamente de advertir
al escalador que algo pasa, y lo más común, sea por la propia limitación causada
por el dolor, sea porque el escalador consciente o inconscientemente advierte
que algo va mal y su eficacia escalando fracasa, el escalador modera su
actividad y se somete a cuidarse. Esa actitud, trasfiere a que las lesiones de
epicondilitis que normalmente vemos los fisioterapeutas de escaladores, son de
diagnóstico leve.
En esas afectaciones leves, las técnicas de terapia
manual como masaje suave o liberación miofascial
de los músculos del antebrazo son un buen tratamiento inicial. En ese caso, se
deberá cuidar también, un soporte de apoyo para reducir ese dolor y proteger el
tendón (sin ser necesario dejar la actividad) aunque si, quizá, reducir el
grado o intensidad o tipo de agarre de presa. Y probablemente en un tiempo
breve estaremos escalando al cien por cien otra vez.
En las afectaciones moderadas además del
tratamiento ortodoxo, quizá si será
necesario dejar prudencialmente un poco la actividad a los efectos de provocar
el reducir un poco la masa o volumen muscular. Eso facilitará la mejor
liberación de todo el complejo del codo (o antebrazo). Esta inicial medida, a
pesar de resultar muy protestada o impopular para el escalador habitual, cabe
entender que se muestra muy eficaz pues repercute muy rápida y eficaz en la
generalidad del resto de constituciones braquiales del escalador y en la óptima
aplicación del tratamiento local aplicado. Todos los escaladores sabemos lo que
significa “brazos Popeye” o “estar petado”, sí, esa prudencial perdida de masa braquial
en la inactividad forzada del escalador deviene muy rápida, también hace responder
mucho más rápidamente al tratamiento ortodoxo y se ve rápidamente recompensada
en una veloz curación o sensible respuesta de mejoramiento de los síntomas.
Por ello, paralelamente, el programa de rehabilitación debe ser adecuado y cuidar a introducir
el llamado fortalecimiento excéntrico y específicos ejercicios de estiramiento
para los músculos del antebrazo o también de nervios (si a su vez, se sospecha
también de la afectación de los nervios) cuidando también, muy especialmente en
aquellos casos que se ha dejado la actividad en un período más largo, la forma de
reincorporarse nuevamente al entrenamiento hasta el cien por cien.
En sintomatologías quizá ya más agudas, sí deberemos
plantarnos seriamente las temidas pausas de escalada, o en su defecto, el tipo
de escalada: Sabemos que en la escalada un elevado porcentaje de agarres y
posiciones corporales escalando, son causantes directos de la lesión de epicondilitis,
por ello cuidar la corrección y evitar esos factores predisponentes o modos de
escalada será necesario, y por un tiempo, esencial.
Tiempo de
recuperación. Lo cierto es que el tratamiento oportuno puede
reducir drásticamente el tiempo de recuperación y minimizar la interrupción del
nivel de escalada o actividad diaria. Los casos leves que se tratan a tiempo
puede tener una recuperación completa en 3-8 semanas sólo con alteración leve
en nuestra actividad normal de entrenamiento o escalada, (aunque recordemos,
habrá de cuidar especialmente el uso de la ortesis o kinesiotape). En los casos
moderados se requerirán de un tiempo generalmente prudencial para recuperar de
2-3 meses sin embargo, la tasa de recuperación difiere de una persona a otra, y
en los casos en que la epicondilitis aguda (o aquellos casos que se ha dejado
empeorar durante algún tiempo) la completa recuperación puede llevar incluso a meses.
Sí, he dicho meses: En muchos casos hasta más de 5.
Advertencias que creo bueno resaltar: Decir que
personalmente he constatado casos de pacientes de epicondilitis que han
mejorado espontáneamente con un tiempo mínimo, y debo reconocer que casi sin
hacer o casi sin cumplir siquiera tratamiento alguno (de lo cual me alegro
muchísimo) pero que desgraciadamente, esta no es la pauta general… :S
Pero a su vez, me permito advertir: Que lo cierto
es que cada dolor en el codo, y cada persona, es un mundo, y esas milagrosas recuperaciones
deben hacernos comprender que ese particular dolor en el codo, muy comúnmente simplificado
como termino de diagnóstico “epicondilitis” puede ser realmente erróneo o infradiagnosticado,
pues existen muchas otras patologías que le acompañan o le son parecidas: A
modo de ejemplo solo enunciar, Síndrome
del Túnel Radial o compresión del nervio interóseo, Lesiones de la
articulación del codó, Plica
posterolateral del codo (Tejido blando sinovial que se pellizca
entre la cabeza radial y el cóndilo humeral, Inestabilidad posterolateral del codo (Movimiento anómalo de
la articulación que origina el dolor), radiculopatia cervical, etc... Que sea
como sea, estos pueden aparecer concurrentes o individualizados. Por ello, vale
la pena hacerlo mirar y obtener un buen diagnóstico.
Del mismo modo, hemos curado a escaladores con una
aparente “afectación crónica” que hacía ya tiempo tenían asumida como
acompañante de vida y viajes, habiendo perdido toda esperanza de liberarse de
ese dolor, y que en muy pocas sesiones ha desaparecido. Ello, es explicativo,
repito, porqué cada caso de epicondilitis e individuo, es de por sé totalmente
diferente.
En fin, sea como sea, particularmente, la acupuntura y el Laser (combinado con
ultrasonido y Cyriax) lo he encontrado como muy eficaz en el tratamiento de la
epicondilitis de escaladores, y, eso si, repito, siempre en relación con el
idóneo fortalecimiento y ejercicios de estiramiento paralelos.
Un abrazo, salud, y a escalar!
Susanna Vives (fisioterapeuta)
Qi-Salut
VIC (Barcelona)
t. 626319766
Susanna Vives (fisioterapeuta)
Qi-Salut
VIC (Barcelona)
t. 626319766