viernes, 7 de octubre de 2016

LESIONES EN LA MANO

Me llamaba ese paciente desde los Alpes -a modo de urgencia- intentado explicar por teléfono su lesión. Tras dos minutos de inútil verborrea, le mandé la foto de una de estas Láminas y en 10 segundos, tras localizar correctamente de que parte de la mano me hablaba, supimos como tratar.

Por poco que puedas, echa una ojeada. Es bueno que los escaladores (y deportistas en general) sepan algo de anatomía de las zonas que más se lesionan.


Salud y buenas escaladas.




Susanna Vives 
Fisioterapia y Acupuntura
626319766

jueves, 10 de marzo de 2016

LESIONES DE ESCALADA: Epicondilitis. Ese contratiempo del escalador.

Si el dolor de una epicondilitis no mejora es mejor buscar consejo y consultar con un especialista para obtener un diagnóstico preciso de la lesión y el plan de tratamiento más adecuado.

De entrada, los escaladores deben  partir (o asumir) una fatal idea: La epicondilitis no es rápida de curar! Además, si ésta se junta a otras fuentes de dolor en el codo, la patología puede requerir de diferentes tratamientos en relación a sus complicaciones: Por ejemplo atrapamiento del nervio, irritación de los nervios, tendinitis o inclusive lesiones musculoesqueléticas, etc... Lo que se nos puede hacer, como ya veremos,  interminable.

Y presagiado así de entrada este fatal augurio de tiempo de curación, vamos ahora a arrojar un poco de luz: Si eres escalador, no quiero que te deprimas: Lo cierto es que la mayoría de episodios de epicondilitis sufridos en los escaladores curan:

Curiosidades: Estadísticamente y aunque resulte extraño, la verdad es que se constata una sensible diferencia a favor del resultado o desenlace final de la epicondilitis (cuando ésta es aparecida por la práctica de escalada) en comparación con aquella aparecida o sufrida por accidentes laborales o enfermedad profesional: Así vemos como varios estudios médicos de aseguradoras o mutuas laborales llegan a la particular conclusión que cuando una epicondilitis grave trae causa laboral, curiosamente su evolución suele requerir en muchos más casos de intervención quirúrgica para una definitiva curación en comparación con aquellas que traen causa por lesiones de escalada u otras deportivas. Se aduce o supone esa particularidad habida cuenta que en la vida laboral, los trabajos susceptibles de causar epicondilitis, someten obligadamente la extremidad a una inevitable e infinita repetición de esos movimientos lesivos (o golpes siempre similares) y no así en la escalada o deporte, donde el lesionado, limitado por el dolor y coartado por el grado, cuidará enseguida y en mayor medida evitar su reincidente actividad. Así, afortunadamente, la epicondilits que afecta a los escaladores suele resultar al final mayormente rehabilitada o curada en un mejor tiempo prudencial, y sin requerir por lo general de esa temida Intervención tras agotar el tratamiento convencional.

Lo cierto pues, es que la lesión de epicondilitis, aunque si aparecida o muy frecuente en los escaladores, esta suele tener buen pronóstico pues no suele dejarse complicar o cronificar. Cuando esta se hace presente, la misma lesión cuida rápidamente de advertir al escalador que algo pasa, y lo más común, sea por la propia limitación causada por el dolor, sea porque el escalador consciente o inconscientemente advierte que algo va mal y su eficacia escalando fracasa, el escalador modera su actividad y se somete a cuidarse. Esa actitud, trasfiere a que las lesiones de epicondilitis que normalmente vemos los fisioterapeutas de escaladores, son de diagnóstico leve.

En esas afectaciones leves, las técnicas de terapia manual como masaje suave o liberación miofascial de los músculos del antebrazo son un buen tratamiento inicial. En ese caso, se deberá cuidar también, un soporte de apoyo para reducir ese dolor y proteger el tendón (sin ser necesario dejar la actividad) aunque si, quizá, reducir el grado o intensidad o tipo de agarre de presa. Y probablemente en un tiempo breve estaremos escalando al cien por cien otra vez.

En las afectaciones moderadas además del tratamiento ortodoxo, quizá si será necesario dejar prudencialmente un poco la actividad a los efectos de provocar el reducir un poco la masa o volumen muscular. Eso facilitará la mejor liberación de todo el complejo del codo (o antebrazo). Esta inicial medida, a pesar de resultar muy protestada o impopular para el escalador habitual, cabe entender que se muestra muy eficaz pues repercute muy rápida y eficaz en la generalidad del resto de constituciones braquiales del escalador y en la óptima aplicación del tratamiento local aplicado. Todos los escaladores sabemos lo que significa “brazos Popeye” o “estar petado”, sí, esa prudencial perdida de masa braquial en la inactividad forzada del escalador deviene muy rápida, también hace responder mucho más rápidamente al tratamiento ortodoxo y se ve rápidamente recompensada en una veloz curación o sensible respuesta de mejoramiento de los síntomas.

Por ello, paralelamente, el programa de rehabilitación debe ser adecuado y cuidar a introducir el llamado fortalecimiento excéntrico y específicos ejercicios de estiramiento para los músculos del antebrazo o también de nervios (si a su vez, se sospecha también de la afectación de los nervios) cuidando también, muy especialmente en aquellos casos que se ha dejado la actividad en un período más largo, la forma de reincorporarse nuevamente al entrenamiento hasta el cien por cien.

En sintomatologías quizá ya más agudas, sí deberemos plantarnos seriamente las temidas pausas de escalada, o en su defecto, el tipo de escalada: Sabemos que en la escalada un elevado porcentaje de agarres y posiciones corporales escalando, son causantes directos de la lesión de epicondilitis, por ello cuidar la corrección y evitar esos factores predisponentes o modos de escalada será necesario, y por un tiempo, esencial.

Tiempo de recuperación. Lo cierto es que el tratamiento oportuno puede reducir drásticamente el tiempo de recuperación y minimizar la interrupción del nivel de escalada o actividad diaria. Los casos leves que se tratan a tiempo puede tener una recuperación completa en 3-8 semanas sólo con alteración leve en nuestra actividad normal de entrenamiento o escalada, (aunque recordemos, habrá de cuidar especialmente el uso de la ortesis o kinesiotape). En los casos moderados se requerirán de un tiempo generalmente prudencial para recuperar de 2-3 meses sin embargo, la tasa de recuperación difiere de una persona a otra, y en los casos en que la epicondilitis aguda (o aquellos casos que se ha dejado empeorar durante algún tiempo) la completa recuperación puede llevar incluso a meses. Sí, he dicho meses: En muchos casos hasta más de 5.

Advertencias que creo bueno resaltar: Decir que personalmente he constatado casos de pacientes de epicondilitis que han mejorado espontáneamente con un tiempo mínimo, y debo reconocer que casi sin hacer o casi sin cumplir siquiera tratamiento alguno (de lo cual me alegro muchísimo) pero que desgraciadamente, esta no es la pauta general… :S
Pero a su vez, me permito advertir: Que lo cierto es que cada dolor en el codo, y cada persona, es un mundo, y esas milagrosas recuperaciones deben hacernos comprender que ese particular dolor en el codo, muy comúnmente simplificado como termino de diagnóstico “epicondilitis” puede ser realmente erróneo o infradiagnosticado, pues existen muchas otras patologías que le acompañan o le son parecidas: A modo de ejemplo solo enunciar, Síndrome del Túnel Radial o compresión del nervio interóseo, Lesiones de la articulación del codó, Plica posterolateral del codo (Tejido blando sinovial que se pellizca entre la cabeza radial y el cóndilo humeral, Inestabilidad posterolateral del codo (Movimiento anómalo de la articulación que origina el dolor), radiculopatia cervical, etc... Que sea como sea, estos pueden aparecer concurrentes o individualizados. Por ello, vale la pena hacerlo mirar y obtener un buen diagnóstico.

Del mismo modo, hemos curado a escaladores con una aparente “afectación crónica” que hacía ya tiempo tenían asumida como acompañante de vida y viajes, habiendo perdido toda esperanza de liberarse de ese dolor, y que en muy pocas sesiones ha desaparecido. Ello, es explicativo, repito, porqué cada caso de epicondilitis e individuo, es de por sé totalmente diferente.

En fin, sea como sea, particularmente, la acupuntura y el Laser (combinado con ultrasonido y Cyriax) lo he encontrado como muy eficaz en el tratamiento de la epicondilitis de escaladores, y, eso si, repito, siempre en relación con el idóneo fortalecimiento y ejercicios de estiramiento paralelos.

Un abrazo, salud, y a escalar!


Susanna Vives (fisioterapeuta)
Qi-Salut
VIC (Barcelona)
t. 626319766