jueves, 31 de mayo de 2012

LESIONES DE ESCALADA: Tiempos de rehabilitación


Muchas veces me han preguntado por la notoria diferencia de tiempo de recuperación de una misma lesión sufrida por un deportista no profesional con la sufrida por un deportista profesional.

Es evidente que una buena disposición de equipos, materiales y medios, pueden favorecer y acelerar las recuperaciones de manera sensible en cualquier persona pero aún así, se observa que cuando los medios son los mismos, observamos que esta diferencia de tiempo sigue siendo sensiblemente notoria. Ello, a mi criterio, es porque cabe valorar también un elemento psíquico (motivador) distintivo en el periodo de recuperación importantísimo: “La conciencia de ser profesional”

En todo caso, doy por supuesto en este articulo, que ambos deportistas el profesional y el no profesional pasan evidentemente por las mismas fases o procesos de recuperación: Léase 

1-      Lesión.
2-      Tratamiento inmediato de urgencia en fase post lesiva.
3-      RICE (Reposo + Frio + Compresión + Elevación)
4-      Pruebas que arrojen un diagnóstico si persiste el dolor.
5-      Diagnostico.
6-      Opción de tratamiento adecuado.
7-      Tratamiento y recuperación.
8-      Reincorporación a la actividad.

Este elemento psíquico “la consciencia de ser un deportista profesional” conduce, casi de modo inconsciente (pero muy favorable) al deportista profesional a no dejar un “tempus” para evaluar como evoluciona su lesión y éste, acude siempre de inmediato a efectuar una rápida valoración o diagnostico profesional (sí o sí) y empezar de ese modo, la recuperación lo más inmediato posible. 

Así pues, aún cuando las fases de recuperación son terapéuticamente y esencialmente las mismas, y con los mismos medios, “el plus acelerador” viene fijado que en el caso del deportista no profesional este procedimiento suele durar varios días, mientras que en el deportista profesional con un día suele ser suficiente, pasándose casi de inmediato a las sesiones de recuperación sin dudar.

En una segunda fase más concreta, en la de recuperación, detectamos también que el deportista profesional, cumple religiosamente, “sin pero” alguno, todas las sesiones de rehabilitación aunque estas le puedan parecer inútiles, ser muy exigentes o intensivas, y especialmente mucho más, si se observa la posibilidad de participación de éste en un evento de relevancia. Por el contrario, el deportista no profesional, en muchos casos suele auto-valorar el progreso de su fase de recuperación (y quizá solo sintomáticamente) y decidir, en base a cualquier “apariencia a su modo de ver” de una eficaz o ineficaz recuperación, llevándolo a un erróneo o prematuro abandono de la rehabilitación. 

A este particular, hay que añadir la especial relación que suele existir entre fisioterapeutas y deportistas de elite, los cuales conocen a la perfección las necesidades específicas del paciente no sólo en el aspecto físico, sino muchas veces en el aspecto psicológico, intentando evitar la obsesión de éste por recuperarse, centrando las conversaciones que surgen durante las largas horas de tratamiento en temas ajenos al ámbito deportivo.

Así mismo, en el caso de deportistas no profesionales, sin la imperativa necesidad de competir y, generalmente con menor disposición de tiempo y medios, las recuperaciones suelen ser menos intensivas e interrumpidas por reiteradas ausencias del lesionado.
En conclusión, ante una lesión o síntomas de lesión, toma consciencia real de la trascendencia que tiene un buen diagnostico e inmediato tratamiento, y acude cuanto antes a un buen profesional.


NOTA sobre la conveniencia de acortar los tiempos de recuperación: Es evidente que por muchos aparatos de última tecnología, procedimientos novedosos o, fisioterapeutas de primer nivel que se empleen, son necesarias unas sesiones mínimas de recuperación que se adaptan e individualizan siempre a cada paciente. La reducción de estas, conlleva un riesgo, como ya hemos citado en otros posts, del cuál el equipo médico y deportista deben hacerse cargo y asumir… o no!. 




martes, 22 de mayo de 2012

LESIONES DE ESCALADA: Sobrecarga



Esta primavera 2012, (para los fisioterapeutas de escaladores) está siendo especialmente estresante de sobre-trabajo.

Es evidente que este tiempo lluvioso primaveral que nos acompaña, ha modificado y alargado el entrenamiento de muchos de vosotros programado y pensado solo para "durante" el invierno en Rocodromos (Plafons y Salas de Boulder, etc) alargandolo y forzandolo también durante toda la primavera en fanáticas sesiones de indoor (tanto de pila, bloque, como intensidad en campus, etc).

Sobrecarga física que, sin duda alguna, a muchos de vosotros os afecta con una lesiva consecuencia: La inflamación de tendones y articulaciones.

Y eso, desafortunadamente, os pasa justo ahora que llega el buen tiempo, y las ansiadas vacaciones para escalar de verdad!! No me cansare de repetir que sea cual sea vuestro nivel, si entrenáis, no seáis ociosos en buscar un buen entrenador para que os programe un correcto programa de entrenamiento. A la larga, lo agradeceréis.  

No es el primer año que detecto esta consecuencia: Con un tiempo primaveral similar hace tres años, ya advertimos junto con un compañero de esta consecuencia. Pero desafortunadamente, este año, veo agravadas mucho más la casuística, seguramente porque además de las ya referidas motivaciones propias de estar potente durante el verano, se impone también la evidente motivación de muchos de vosotros en entrenar fuerte ante los inmediatos muchos Opens y Competiciones de escalada en Bloque que se han programado para este verano.


Os recuerdo pues, que 1) además de un buen entrenamiento programado, 2) Forzar a nuestra mente a “no escalar” y obligarnos a reposar forzadamente, ciertos días a la semana, en función de nuestro real bagaje 3) Cuidar los síntomas y ejercicios lesivos en lesiones ya crónicas nuestras y, 4) visitar el fisio de vez en cuando como prevención;  También un auto tratamiento ideal para reducir estas inflamaciones es el frio local y unos buenos estiramientos ante cada sesión. 

El frio local actua produciendo una vasoconstricción, reduce el proceso inflamatorio, y actua sobre los sensores nerviosos reduciendo el dolor. El tiempo de aplicación habitual es de 10 – 15 minutos, y cuando es posible sustituimos el hielo por baños en agua fria.


Y lo dicho: Cuidaros con esmero estos días, que lo que de verdad yo quiero, es poneros hielo… Y no me refiero a crioterapia… Sino que me refiero a ponerlo en un buen vaso de bebida ¡celebrando vuestros encadenes! Salud